Hace ya dos días que dejaron de circular los micros del servicio de transporte urbano, por lo cual el alcalde de la ciudad tiene los pelos de punta. Se piensa que El Rápido del Sud tiene planeado seguir gastando plata en una sociedad que le dio la espalda a esta costosa alternativa y prefirió seguir privilegiando su bolsillo andando en bicicleta o a pata.
Seguramente los más perjudicados con la eliminación de los colectivos son los estudiantes, ya que conformaban el mayor número de pasajeros diarios y las distancias recorridas eran de gran extensión. Los micros levantaban un buen número de alumnos que viajaban desde o hasta la escuela Agropecuaria.
El presidente de la empresa habló de un incumplimiento por parte del municipio. “Nos falta la firma de las planillas para poder cobrar lo de provincia y nación para poder seguir brindando el servicio” fue el reclamo que vislumbra un falso compromiso económico, nada menos.
El servicio no pegó en la gente. Se hizo una costumbre desde el inicio ver pasar unidades semi vacías, con una o dos personas viajando por la ciudad. ¿Habrá sido el precio elevado (Boleto: $2,50? ¿La comodidad de la gente que siguió tomando un taxi o un remisse? ¿Estuvo mal promocionado? ¿Los recorridos equivocados y poco útiles para la población? Los interrogantes podrían seguir por varias horas, pero la gente se negó a tomar colectivos, le dijo no a una fuerte apuesta que proyectaba un crecimiento sostenido de la ciudad. El servicio no pegó en la gente. Los bondis, en Tres Arroyos, no aguantaron más de 3 meses. Y la sonrisa de Sánchez, se borró.
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